1- Aprovechá la sandía
Empieza el calor y las sandías aparecen para decorar las calles tucumanas. Adonde quiera que mires hay: pequeñas y grandes, están esperando ser degustadas. Para combatir el calor, te proponemos una buena bebida con sandía. Para prepararla, vas a necesitar una sandía mediana, tres limones, algunas hojas de menta y hielo al gusto. Tenés que dejar la fruta en la heladera toda la noche; a la mañana siguiente, la sacás y hacés un corte en la parte superior (para que quede como un vasito). Tenés que retirar la pulpa con una cuchara y pasarla a la licuadora. Allí agregá todos los demás ingredientes y licuá hasta que estén bien molidos. Cuando está todo listo, agregá la mezcla a la sandía y decorá con un poco de limón y algunas hojas de menta. ¡A disfrutar!
2- Un frappucino famoso
Mientras Starbucks continúe siendo un sueño en Tucumán, podés vivir la experiencia de probar su bebida más famosa en casa. Ok, sí, no te va a salir exactamente igual, pero es lo más cerca que vas a estar de un frapuccino (sin tener que viajar a otra provincia, al menos). Para preparar la versión más tradicional necesitás 2 cucharadas de café instantáneo, 120 ml de leche, 2 cucharadas de azúcar, unos cuantos cubitos de hielo, crema chantilly a gusto y un chorrito de esencia de vainilla. Eso es todo; tenés que poner en la licuadora todos los ingredientes, menos la crema chantilly. Hay que licuar hasta que tome una consistencia de crema espesa (es lo que se conoce como “punto frozen”). Luego, lo servís en vasos (preferentemente altos) y añadís la crema chantilly. Y si tenés alguna salsa de helado, podés añadirle por encima para decorar.
3- Granizado de café
Cada vez más el café se toma frío. Y aunque ya es tendencia en el mundo, en nuestro continente crece de manera más lenta. ¿Será que estamos más acostumbrados a su sabor caliente? ¿O simplemente somos más tradicionalistas? Sea como sea, podés animarte a probarlo frío, y bien frío: ¿alguna vez te imaginaste tomar café granizado? ¡Sí! Así como suena. Todo empieza con agua caliente: tenés que preparar medio litro de café y separar 50 g de azúcar y una cucharada de jugo de limón. Mientras se hace el café, ponés en una sartén toda el azúcar a derretir unos minutos, hasta que se forme un jarabe. Cuando ambas preparaciones estén listas, echás en un bol (apto para calor) el café y le añadís el almíbar y el jugo de limón. Lo dejás enfriar y lo congelás por mínimo 2 horas (se recomienda hacerlo en un tupper liso, para que se freeze más rápido). Una vez que está listo, sacás la preparación del congelador y rompés los hielos hasta que queden como hielo picado. Lo servís rápido en copas, ¡y a disfrutar!
4- Un smoothie
Si te gustan los sabores más tropicales, tenés que probar este smoothie. Aunque la temporada está terminando, todavía quedan unas pocas frutillas; podés comerlas maduras o freezarlas para los próximos meses. Obviamente, las podés usar para preparar este trago: necesitás una taza de frutillas, una de mango y una de pepinos cortados en cubos. Además, medio jugo exprimido, tres tazas de hielo, una de agua y miel a gusto. Cuando tengas todo eso, manos a la obra: poné en la licuadora una taza de hielo, una de agua y las frutas de a poco. Andá licuando y añadiendo las frutas de a poco. Cuando estén todas las frutas licuadas, añadí el hielo restante. Volvé a licuar hasta que tome textura frozen. Luego, agregá miel a gusto (o podés utilizar edulcorante) y serví en vasos.
5- Iced tea
Según se comenta, esta bebida se hizo popular a principios del siglo pasado. Ocurrió cuando el empresario británico Richard Blechynden vio que nadie quería tomar té durante el verano.
Con los calores tucumanos, esta puede ser una alternativa buenísima: te proponemos un té helado de naranja.
Vas a necesitar -preferentemente- unas bolsitas de té rojo. Tenés que hacer la infusión de forma normal, y luego añadir -aún caliente- algunas cáscaras de naranja.
Lo dejás reposar unos minutos, luego añadís azúcar (o miel), un poco de jugo de la fruta y muuucho hielo. ¡A disfrutar!
6- Durazno y jengibre
Esta es una versión más elaborada, pero exquisita. Para preparar este té de durazno y jengibre vas a necesitar 2 duraznos, un pedazo grande de jengibre, un litro y medio de agua y un poco de miel.
Tenés que poner a hervir 3/4 partes del agua a fuego medio-alto; agregás el jengibre y la mitad de los duraznos. Eso debe hervir, al menos, 15 minutos; luego, lo retirás del fuego, y dejás que se enfríe, mientras los ingredientes siguen en remojo, al menos por media hora. Mientras tanto, tenés que mezclar el agua restante y la miel en otro bol; cuando se ha disuelto todo, mezclás ambos ingredientes, añadís el durazno que sobró y quitás el jengibre de la mezcla. Al líquido deberás dejarlo enfriar al menos una noche en la heladera, y ya lo podés servir con hielo.